El gran encuentro
Budd Hopkins, tan acostumbrado a tratar con personas traumatizadas por el
fenómeno de la abducción con implicaciones sexuales, está aterrado, según
decía hace poco. Cree, además, que la cosa va a explotar en los próximos
cinco o diez años porque "hay ya demasiado híbrido".
El psiquiatra John Mack,
igualmente con gran experiencia en abducidos, comparte la idea de que el
gran encuentro se aproxima, pero cree que, a pesar de lo negativo que es
en apariencia, resulta positivo para la raza humana.
La opinión del doctor Mack no deja de ser sorprendente viniendo de alguien
que, como él, conoce bien el psiquismo humano. La influencia y el dominio
de una sociedad más avanzada sobre otra menos desarrollada siempre ha traído
consecuencias funestas para esta última. En la reunión de astrónomos y científicos de diversas ramas celebrada en 1971 en el
Observatorio Astrofísico de Byurakan (Armenia), en que participaron 54 expertos
con el objeto de estudiar la posibilidad de comunicación con inteligencias
extraterrestres, alguno de ellos dijo textualmente que tal comunicación
sería "un terremoto para la cultura humana y ésta correría el peligro de
desintegrarse".
El ex alto dirigente de la CIA Víctor Marchetti confesó cuando ya estaba
retirado, que los altos mandos militares y políticos de la nación creían
que una aparición súbita de seres inteligentes procedentes de otros mundos
acabaría con la gobernabilidad de los pueblos, ya que causaría una rebelión.
Tsiolkovsky, el padre de los viajes espaciales rusos así como otros famosos
astrónomos y astrofísicos de la talla de Anthony Hewish, Zdenak Kopal y
Clyde Tombaugh piensan lo mismo y a sus nombres habría que añadir una larga
lista de científicos, intelectuales e investigadores del fenómeno ovni desde
hace décadas.
Posiblemente, el argumento de Independence Day, aunque dramático sea mucho
menos sórdido de lo que está sucediendo en la realidad. No hay que ser demasiado
"conspiracionista" para ver claramente que estamos a merced de un grupo
de cratomaníacos que, poco a poco, y por diferentes métodos, a veces muy
sutiles, han ido tejiendo su fina red sin que la gran masa sospeche nada.
Probablemente debamos colocar sobre el vértice de la pirámide a los ovnis.
Están ahí casi desde siempre, movidos por unas intenciones que se nos escapan,
manejándonos como peones de un juego cuyas reglas ignoramos. De ser todo
ello cierto, cabría el consuelo de imaginarnos como una pieza más de algún
plan a escala cósmica. Lo que en modo alguno resulta consolador es albergar
la fundada sospecha de que unos pocos, los de siempre, intentan una vez
más vendernos al resto por treinta monedas, aunque en esta ocasión estén
acuñadas en cualquier lejano rincón de la galaxia.
John Mack y Budd Hopkins
No hay comentarios:
Publicar un comentario